Viejas lagrimas encrespadas quedandose en dónde no pueden salir
viejas esperanzas de vivir aquello por lo que tomé un día la valija
y empecé a correr.
Viejas las notas que ya no quiero leer,
Viejas historias que uno guarda para no olvidar,
con toda intención de dejarlas en el kilómetro 41.
Vieja manía de darle un lugar a aquello que fue
y que me reuso a soltar por miedo a perder de mi
algo que salga a encontrarse con la parte que se llevó
... y no he vuelto a ver.
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